Toca hacerte el cultivo vagino-rectal
¿Qué encontrarás en esta guía?
Cambios en tu bebé esta semana
Tu bebé sigue moviéndose, pero cada vez tiene menos espacio dentro del útero, su volumen es mayor y el líquido amniótico menor. Entre eso y su fuerza, sus patadas son más intensas.
Aunque sus pulmones ya están listos para funcionar en el exterior sin ayuda, porque ya han fabricado el surfactante necesario, aún pueden madurar un poquito más.
La superficie de los pulmones por dentro está llena de alveolos, que son minúsculas cavidades a las que llega el aire que respiramos y se encargan de realizar el intercambio gaseoso con la sangre, aportando oxígeno y recogiendo el dióxido de carbono de desecho para que lo eliminemos con la respiración.
Imagina un globo deshinchado mojado, está pegado, ¿verdad? Eso es exactamente lo que ocurre con un recién nacido de menos de 34 semanas.
Ten en cuenta que en el interior de tu útero no hay aire, por lo que, para que las paredes de esos alveolos se despeguen, es necesario que se forme una sustancia que lo favorezca, que es el surfactante. Esta es la sustancia que hace que los alveolos pulmonares no se colapsen.
Tu útero ha alcanzado prácticamente su tamaño máximo. Desde ahora ya no ganarás mucho más peso, puesto que lo que va aumentando el bebé, se va reduciendo de líquido amniótico. Piensa que las molestias que sientes ya tienen los días contados, puesto que tras el parto irán desapareciendo la inmensa mayoría de ellas. A partir de esta semana te tendrás que recoger un cultivo vagino-rectal. Algunas mujeres son portadoras de una bacteria llamada estreptococo del grupo B. Esto significa que tienen esta bacteria en su vagina o en su recto formando parte de su flora habitual, sin que les produzca ningún tipo de infección o cause algún problema para su salud. Sin embargo, al entrar en contacto con el bebé tras la rotura de la bolsa amniótica, sí podría causarle una infección al bebé en el momento del nacimiento. Para saber si eres portadora se introduce un par de centímetros un bastoncillo largo, llamado torunda, en la vagina y luego en el recto y se envía en un recipiente al laboratorio para que determinen si en tu flora vaginal o rectal se encuentra esa bacteria. Te recogerá la muestra tu matrona o ginecóloga en la consulta. En los informes verás el resultado como SGB (streptococo del grupo B) o CVR (cultivo vagino-rectal), seguido de un + si es positivo y se ha detectado la bacteria, o de un – si es negativo y no han encontrado la bacteria en tu muestra. Como el único inconveniente que puede tener esta bacteria es hacia tu bebé en el momento del parto, si recibes un resultado positivo no has de seguir ningún tratamiento, no tienes que curarte de nada porque no tienes ninguna infección. Será en el momento del parto cuando, para proteger a tu bebé, te administrarán antibiótico intravenoso. Si tienen que ponerte antibiótico durante el parto por tener el estreptococo positivo has de saber que estarás más expuesta a una mastitis durante la lactancia y a una candidiasis en el postparto. Ten en cuenta que cuando tomamos antibiótico, este mata muchas de las bacterias buenas que tenemos en nuestro organismo, produciendo un desequilibrio en la flora bacteriana. Cuando este desequilibrio tiene lugar en la flora bacteriana del pecho, puede favorecerse que una bacteria determinada se descontrole y crezca en exceso. Cuando el desequilibrio en la flora se produce en la flora vaginal, proliferan los hongos. Hay hongos en todas las vaginas, llamados cándidas, cuyo número se mantiene gracias a las bacterias de la flora. Cuando parte de estas bacterias se destruyen, el crecimiento de las cándidas no se limita, produciendo una infección. Descubrirás que tu flujo se vuelve blanco y espeso, con aspecto de yogur, pudiendo tener grumos y producirte un picor leve o muy molesto. Puede que hayas oído hablar de casos de conocidas que finalizaron su lactancia tras una mastitis. Has de saber que, clínicamente, la mastitis en ningún caso, por grave que sea, contraindica la lactancia materna. Todo lo contrario, una correcta extracción de la leche del pecho afectado forma parte de su tratamiento. Lo que sí puede suceder que una madre, tras pasar una mastitis, decida abandonar la lactancia materna, sobre todo si no ha tenido un adecuado apoyo y seguimiento. Recuerda que la leche materna es más saludable para un bebé que la leche artificial, incluso la leche de un pecho con mastitis. La infección de tu pecho no interfiere en absoluto con su salud. Así mismo, los antibióticos que te manden para tratarla, son totalmente seguros para él. Nota: este contenido ha sido redactado por Jade Magdaleno, matrona con años de experiencia asistencial y académica. Aún así, esta información nunca debe sustituir el seguimiento de tu embarazo por parte de tu médico. Tus cambios físicos y emocionales
Exámenes médicos y pruebas en la semana 35
Consejos para tu bienestar
Preguntas frecuentes
¿Si tengo una infección en el pecho, deberé interrumpir la lactancia?¿Quieres saber más?