Mi bebé se mueve mucho en la barriga: ¿me preocupo?

Actualizado en enero 2024

Escrito por Jade Magdaleno, matrona

Artículos revisados médicamente

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Si estás embarazada, seguro que has pensado en el momento en el que comenzarás a sentir a tu bebé.

Notarlo en tu interior por primera vez es una de las experiencias más fantásticas que se pueden vivir. Aunque eres consciente de que tu bebé crece en tu útero, sentirlo físicamente es algo que siempre hace gran ilusión.

En qué semana notarás al fin sus movimientos y si se mueve mucho o poco son dudas muy frecuentes en todas las embarazadas y en este artículo te cuento todo lo que quieres saber.

Cuándo se empieza a sentir que el bebé se mueve en el vientre de la madre

Los primeros movimientos se suelen percibir alrededor de la semana 20, pero ten presente que hay bastante variabilidad entre mujeres. Así que es posible sentirlo antes o algo después.

Un buen día descubrirás que notas burbujitas o una culebrilla en tu abdomen, sin tener muy claro si es tu bebé… ¡o incluso gases! Tras unos días de duda, los movimientos se irán haciendo más intensos y perceptibles y tendrás claro que provienen de tu bebé.

Por qué se mueve el bebé dentro de la barriga

Tu bebé es una personita y, como tal, se mueve. Sus músculos, huesos y articulaciones necesitan ese movimiento para un óptimo crecimiento y desarrollo y ese no parar, a su vez, fomenta el desarrollo neurológico. Además de fortalecerse, desarrolla sus sentidos, le da la oportunidad de experimentar el espacio y le da una mayor sensación de bienestar.

Por otro lado, los movimientos fetales también ayudan a la madre a establecer un vínculo más fuerte con su bebé antes del nacimiento, siendo fundamental para el desarrollo emocional. Al mismo tiempo, estos movimientos fetales pueden avisar a la mamá sobre la salud de su hijo, siendo la ausencia de ellos una señal de alerta para acudir a un centro de salud.

¿Cuando el bebé se mueve mucho, duele?

Esta duda tiene varios “depende”. En primer lugar partimos de que el dolor es una experiencia subjetiva, y lo que a una mujer ni le puede resultar siquiera molesto, otra puede percibirlo como muy doloroso.

Por otro lado, van a jugar un importante papel dos cuestiones relacionadas con el bebé: su edad y su posición.

• Los movimientos de un feto muy pequeño no van a ser lo suficientemente intensos, ni van a presionar estructuras maternas. De hecho, tal y como explicaba antes, pueden percibirse como unas burbujitas. Sin embargo, un bebé más grande, con más fuerza y menos espacio dentro del útero, puede dar auténticas patadas de futbolista que te sobresalten.
• Respecto a la posición, dependiendo de cómo esté colocado el bebé en el útero, golpeará más a menudo algunas partes maternas u otras. Cuando está de cabeza son habituales las quejas por patadas en la zona de las costillas; si está de nalgas, por patadas sobre la zona de la vejiga. Ten en cuenta que también va a depender de dónde esté la placenta, puesto que es una estructura que amortigua en cierto modo la percepción de esos movimientos.

Cuándo hay que preocuparse por los movimientos del bebé

Que tu bebé se mueva es una excelente señal, porque forma parte de su normal desarrollo y crecimiento.

Tal vez te pueda preocupar que dificulta tu sueño y descanso porque se mueva más por las noches. El feto no sigue el horario de sueño de su mamá, hace muchas siestas y tiene varios periodos de actividad a lo largo del día. Cuando tú estás relajada en la cama, es normal que prestes más atención a sus movimientos y tengas la sensación de que es por la noche cuando más activo está.

Algunas futuras mamás consultan porque notan, a veces, unos movimientos rítmicos en su bebé. No son patadas, sino muy pequeños espasmos puntuales: ¡tiene hipo!

Lo que sí debe alertarnos es justamente lo contrario, no percibir al bebé o que sus movimientos estén disminuidos.

¿Qué significa la disminución de la actividad en el vientre?

Cuando tu bebé tiene un amplio espacio de juegos, le será posible moverse mucho más. Pero, a medida que vaya creciendo, irá ocupando gran parte del útero y adoptará la característica posición fetal. Cuanto más te acerques al final del embarazo, más limitado tendrá su espacio y, por tanto, los también su amplitud de movimiento.

Esto no significa que sea normal que no se mueva en las últimas semanas, de hecho, si esto ocurriera, sería un signo de alarma que habría que evaluar.

Aún así, ten en cuenta que algunas situaciones, como un feto demasiado grande, un escaso volumen de líquido amniótico (oligoamnios) o una gestación gemelar, reducen el espacio disponible para que el bebé se mueva con mayor libertad en el útero.

Los bebés suelen moverse más cuando comes, especialmente algo dulce. Cuando una embarazada viene al hospital a hacerse un registro (colocamos un cinturón para ir escuchando el corazón del bebé) y está demasiado tranquilo para la prueba, le damos a la mamá un zumo con azúcar, le pedimos que se tumbe del lado izquierdo (favorece la oxigenación de la placenta) y estimulamos su abdomen con nuestras manos, para despertar al bebé.

Por ello, te recomiendo que pruebes de hacer esto en casa si notas una disminución de movimientos fetales.

Si tras un tiempo de, aproximadamente, 1 hora, no percibes a tu bebé, acércate al hospital para que puedan hacer una valoración, descartar que esa ausencia o disminución de movimiento pueda deberse a alguna complicación y encontrar la causa.

Claves para relajarte durante el embarazo

Para tener un embarazo más llevadero, es importante que procures relajarte lo máximo posible. Para ello, te recomiendo:

• Trata de llevar una buena alimentación y mantenerte activa físicamente.
• Explora diferentes posturas, descubrirás que algunos bebés no quieren que su mamá se coloque de determinadas formas y, si están incómodos, lo hacen saber con fuertes movimientos. Puedes ayudarte con algunos materiales como una pelota de pilates (te vendrá genial, además, para ejercitar la movilidad de la pelvis) o almohadones o un cojín de lactancia para acomodarte mejor en la cama o cuando estés en el sofá.
• Ya sabes lo que dicen, “mens sana in corpore sano”, no olvides cuidar también tu bienestar emocional. Busca actividades placenteras, respira con calma, haz meditación… Te ayudará a afrontar mejor los momentos menos cómodos.

Y recuerda, los movimientos del bebé son muy buena señal. Tal vez ahora te resulten molestos, pero, de verdad, por increíble que te pueda parecer, ¡hasta los echarás de menos cuando sea mayor!

Bibliografía

1. Arias-Obando A., Moreno-Gómez F. (2022) Movimientos fetales: Su importancia clínica y su relación con el neurodesarrollo. Salutem Scientia Spiritus; 8(3):84-98.

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Jade Magdaleno

Matrona con amplia experiencia en el Hospital Universitario La Paz. Docente en la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de los posgrados universitarios para matronas y enfermeras de la Universidad Católica de Ávila.