¿Te has preguntado alguna vez cómo será la personalidad de tu bebé?
Aunque parezca una idea de cuento de abuelas, no es del todo inverosímil. Es más, es probable que durante tu embarazo te hayan recordado continuamente la importancia de mantenerte alegre y positiva.
Pero, ¿por qué esto es tan relevante?
Culturas antiguas y creencias sobre el impacto de los pensamientos en el feto
A lo largo de la historia, diversas culturas han sostenido que los pensamientos de una mujer embarazada pueden afectar a su bebé. En la cultura helenística, por ejemplo, Hipócrates afirmaba que “lo que una madre piensa puede transmutar el feto de distintas maneras”.
Incluso el famoso Leonardo Da Vinci creía que “las cosas deseadas por la madre suelen dejar su huella en partes del niño que ella lleva en el momento del deseo”. Estas ideas nos muestran que desde hace siglos se ha sospechado que el vínculo entre madre e hijo va más allá de lo físico.
En culturas orientales, como la india, también se sostiene esta creencia. Según la sabiduría india, el feto comienza a desarrollarse completamente entre el tercer y cuarto mes de gestación, y es a partir de ese momento que empieza a sentir las emociones de su madre. Esto puede dejar una impronta duradera en la mente del bebé, influyendo en su forma de comportarse en el futuro.
La ciencia y la influencia de los pensamientos durante el embarazo
La metafísica siempre ha hablado sobre el impacto de los pensamientos en el embarazo, pero, ¿qué dice la ciencia?
Hoy en día, numerosos estudios han demostrado que existe una relación estrecha entre los pensamientos de la madre y el desarrollo de su bebé. Las emociones positivas y el optimismo favorecen el bienestar del bebé. En cambio, los pensamientos negativos y el estrés pueden perjudicar su salud emocional y psicológica.
Investigaciones han confirmado que, poco después de la concepción, el embrión ya tiene un nivel de consciencia. Su subconsciente está lo suficientemente activo como para almacenar información y prepararse para el entorno de la madre. Esto significa que, incluso antes de nacer, el bebé es receptivo a los estímulos externos, incluidos los pensamientos y emociones de la madre.
La importancia de las emociones positivas
Es fundamental que te cuides emocionalmente durante el embarazo. Si experimentas felicidad y tranquilidad, tu bebé es sensible a estas emociones. Sin embargo, si te dejas llevar por el enfado o el estrés, podrías estar transmitiendo negatividad a tu bebé de manera involuntaria.
Un estudio mostró sonogramas de fetos cuyos padres discutían, y el resultado fue impactante: el cuerpo del bebé reaccionaba, encogiéndose ante el estrés emocional que percibía.
Si los padres mantienen una relación conflictiva durante el embarazo, esto puede aumentar hasta un 200% el riesgo de que el niño sufra daños físicos o psicológicos. Las emociones negativas prolongadas pueden acumularse, y aunque no lo notes de inmediato, el efecto sobre el feto puede ser significativo.
La influencia de los pensamientos en la genética del bebé
El investigador de la Universidad de Stanford, Bruce Lipton, ha demostrado que los genes no actúan de forma independiente, sino que son influenciados por su entorno inmediato. Esto significa que los pensamientos de la madre durante el embarazo pueden influir en el desarrollo genético de su bebé. Lipton sostiene que las señales del entorno social y emocional de la madre regulan los genes del feto, afectando su desarrollo fisiológico y genético.
Otro experto, el Dr. Thomas Verny, fundador de la Asociación para la Psicología y Salud Prenatal y Perinatal (APPPAH), también ha afirmado que los organismos vivos son “sistemas dinámicos” que pueden reprogramar su comportamiento genético en respuesta a los desafíos ambientales. Esto sugiere que el entorno emocional de la madre puede influir profundamente en el futuro bienestar de su hijo.
Un sorprendente experimento con ADN placentario
En un experimento realizado por el Instituto Heartmath, se demostró cómo las emociones de una persona pueden influir directamente en el ADN. En este estudio, se utilizaron muestras de ADN placentario y se expusieron a distintas emociones. Los investigadores, entrenados para experimentar fuertes emociones voluntariamente, notaron que cuando sentían emociones positivas como amor y gratitud, el ADN se relajaba, alargándose y desenrollándose. En cambio, cuando experimentaban emociones negativas como el miedo o la ira, el ADN se contraía y apagaba muchos de sus códigos genéticos.
Lo más asombroso es que cuando los investigadores volvían a experimentar emociones positivas, el ADN retomaba su forma relajada. Esto demuestra claramente que las emociones tienen un impacto directo en la biología, lo que refuerza la idea de que los pensamientos y emociones de una madre pueden influir en el desarrollo de su bebé.
La relación entre emociones y hormonas
No debemos olvidar que las hormonas también juegan un papel importante en esta conexión. Durante los momentos de alegría, el cuerpo de la madre libera oxitocina, una hormona relacionada con los sentimientos de bienestar y vinculación emocional.
Esta hormona circula por el cuerpo y llega al bebé, influyendo en su desarrollo emocional. Sin embargo, aunque las hormonas son importantes, los pensamientos y emociones de la madre parecen tener un impacto aún más directo en el ADN del bebé.
Conclusión
Como futura madre, es esencial que te esfuerces por mantener un estado mental positivo durante el embarazo. No solo por tu bienestar, sino también por el de tu bebé.
Las investigaciones muestran que tus pensamientos y emociones tienen un poder real para influir en su desarrollo físico, emocional y psicológico. Así que, ¡es momento de abrazar la positividad y disfrutar de este hermoso viaje hacia la maternidad!